Vicente: Esta es mi
última conferencia aquí en Buenos Aires, la última en este
período, quizá vuelva de nuevo. Durante el curso de estas
conversaciones, he tenido un interés específico muy profundo,
sentido con intensidad, para decirles a ustedes todo cuanto, a
mi entender, está produciendo este aliento interno en el corazón
de todos ustedes. Durante todo este tiempo que he estado con
ustedes he tenido un interés específico en hablarles de lo que,
a mi entender, constituye la clave soberana de la Vida: la
Libertad genuina del hombre y, para hablar de la Libertad
genuina del hombre hay que hablar del Espíritu del hombre y todo
este tiempo hemos tratado, ustedes y yo, de profundizar en este
sentido inmanente de Libertad que constituye la clave de la
vida, que constituye la clave de la propia evolución. Una de las
significaciones realmente trascendentes para los momentos
actuales, es averiguar cómo y de qué manera podemos alcanzar la
Libertad que constituye el Espíritu y cómo este Espíritu puede
manifestarse a través de nosotros creando los móviles de la
acción correcta, creando nuevos caminos, nuevos senderos
desconocidos, unos senderos que no están escritos en los libros
ni en las palabras de los Santos y, sin embargo, son
omnipresentes, están aquí, están ahora, están en todo momento,
triunfando del tiempo, triunfando de las circunstancias,
constituyendo el Aliento que a todos debe conducirnos un día a
lo Eterno.
En nosotros existe un fondo inmanente de singularidad que se
resiste a ser condicionado; la condición que constituye el
ambiente, la tradición, las circunstancias, el empuje de todo
cuanto procede fuera de nosotros, ha constituido hasta este
momento una barrera infranqueable, ha creado unas fronteras,
unos límites a la expansión de nuestro espíritu, ¿por qué
entonces no existe en nosotros este espíritu de observación
profunda de los hechos y de los acontecimientos que nosotros
mismos hemos creado? ¿Por qué no resistir de una manera
inteligente el devenir de los hechos incesantes que gravitando
sobre la conciencia producen confusión o es que acaso hemos
perdido la capacidad de ser nosotros mismos? La capacidad de
ser, la capacidad de vivir dentro de nosotros, con toda la
integridad y con toda la belleza que constituye este ser que
llamamos el espíritu. Durante todo este tiempo nuestro ánimo ha
sido galvanizado por la fe, por una conciencia de esperanza en
el futuro, pero entiendan ustedes que no puede existir futuro
sin pasar por el presente, y hay que vivir íntegramente este
presente para que el futuro no constituya una simiente de
temores o de expectativas vanas, tratando siempre de buscar
aquellos puntos de confusión, dentro de los cuales sin darnos
cuenta estamos todos involucrados.
La Vida es libre y el
hombre es libre, todos somos libres, y esta genuina Libertad
debemos demostrarla si realmente queremos ascender por estas
cumbres silenciosas de lo Eterno. Todas las religiones,
todas las filosofías y todos los credos de todos los tiempos nos
han hablado de Dios, de la Libertad, del Amor y de todo cuanto
constituye una fuente de esperanza, sin embargo, han olvidado
que el hombre es libre y que no se le puede cargar de prejuicios
ni de atavismos, ni de tradiciones, por gloriosas que estas
tradiciones hayan sido en el pasado, porque la Vida se renueva
incesantemente en nuestro corazón, y si esto es verdad, no
podemos aceptar la tradición como un código moral, ni como una
imposición del medio ambiente, sino como algo que hay que
examinar muy profundamente para poder alcanzar dentro de esta
profundidad, aquel germen vivo que constituye la acción
correcta, y para mí, sólo existe una condición recta en el
individuo cuando el individuo se siente libre, realmente libre,
más allá de la imposición de la tradición y de las
circunstancias.
Somos un espíritu que se renueva constantemente a sí mismo.
Nadie puede darnos aquello que somos nosotros y que sólo
nosotros debemos conquistar. Ni la tradición, ni los hechos del
pasado por gloriosos que hayan sido, ni cuanto hayamos
estudiado, ni cuanto ha legado la tradición por elevado que haya
sido, si no es aceptado con un Espíritu de Libertad, se va a
convertir en un condicionamiento de la acción y, siendo así,
continuaremos siendo esclavos constantemente, sin fuerza para
resistir esa fuerza viva de la Vida que arde en nuestro
interior, que constituye el estímulo supremo que ha de hacer de
nosotros un verdadero ser integral y una esperanza para el
futuro de la humanidad. Entonces, si sabemos que somos libres,
si sabemos que entre nosotros y Dios -el Dios interno- no
existen fronteras, salvo las que nosotros aceptemos ¿por qué no
realizamos en el presente aquel esfuerzo vívido, centelleante,
que debe convertir nuestra vida en una Fuente de Inspiración? ¿O
por qué aceptar la imposición de los demás por grandes que nos
parezcan, por potente y dinámica que aparezca su voluntad de
acción y por elevados que sean los conceptos con los cuales
tratan de adormecer nuestra conciencia? Si la Vida somos
nosotros, si somos el Espíritu, y por lo tanto, somos realmente
libres, ¿por qué buscar la verdad que somos nosotros mismos
fuera de nosotros mismos? ¿Por qué acudir a la tradición? ¿Por
qué adorar los vestigios de un pasado? ¿Por qué someter nuestro
espíritu a los demás, sea a través de las creencias, de las
religiones, de la fe en los antepasados? ¿O es que hemos perdido
la capacidad de decidir libremente nuestra acción creadora? ¿Por
qué tenemos que depender constantemente de los demás, sea cual
fuera su condición: religiosa, mística, política o social? ¿Por
qué? me pregunto y les pregunto a ustedes... ¿por qué?
Si la Vida es libre, si nosotros somos la vida, si realmente
estamos interesados en descubrir esta Vida que somos nosotros,
si internamente nos sentimos libres, ¿por qué no demostrarlo
externamente? El estímulo de la acción es el Yo, el Yo
incondicionado, este Yo interno, esta herencia suprema de la
Divinidad, que nadie podrá jamás arrebatarnos, este Espíritu de
Libertad que está en nosotros, que está rompiendo incesantemente
la rueda de la tradición, que destruye todas las fronteras
impuestas por los códigos gastados de moralidad impía. Si
llegamos a este punto de comprensión, si realmente estamos
dispuestos a sentirnos llevados por este aliento, por esta fe
suprema que mueve todas las montañas ¿Por qué esperar a mañana?
¿Por qué no hacerlo ahora? ¿Por qué no liberarnos de todas las
imposiciones ambientales, reconociendo el tremendo imperio que
tienen sobre nosotros? Ahora tenemos la gran oportunidad, la
oportunidad de la comprensión, que no es la oportunidad de los
legados históricos del pasado, que nada tiene que ver con las
tradiciones místicas, que nada tiene que ver con aquellos que,
sin estar capacitados, porque todavía no han alcanzado la
Suprema Libertad tratan de imponernos sus creencias, sus
ideales, sus dogmas, sus preceptos, con lo cual nuestra vida se
va empequeñeciendo hasta quedar reducida a una esclavitud de la
que debemos liberarnos constantemente si realmente sentimos esta
fe, esta natural atracción hacia las cosas que están más allá de
la vorágine de las circunstancias o del devenir de los
acontecimientos, ¿o acaso podemos separar nuestro yo de los
acontecimientos? ¿o acaso creemos que el ambiente es algo
irreal, creado por el destino o por el karma? ¿podemos llegar a
comprender que somos nosotros los creadores del ambiente, los
creadores de toda situación, del tipo que sea?, y, por lo tanto,
si somos creadores, si estamos persuadidos de que somos nosotros
los artífices de la sociedad, ¿por qué no empezar ahora mismo a
luchar contra los impedimentos que impiden esta Libertad?
Me refiero a la Libertad Suprema, a aquella Libertad tan
exquisitamente suave pero profunda, que quebranta los grilletes
de toda opresión externa, que vibra más allá de los conceptos
arcaicos que todavía estamos atesorando en el corazón. La Verdad
somos nosotros y no podemos tener un concepto de Libertad sin
que esté lleno de Verdad, y esta Verdad que estamos produciendo,
que estamos generando en forma de Libertad, debe producir una
situación de libertad en el ambiente que nos rodea, no
dependiendo de lo que se nos haya dicho en el pasado porque,
como ustedes saben, el pasado ata la mente y el corazón por
glorioso que este pasado haya sido; esta es la primera gran
advertencia, esta es la Ley justa que ha de producir el Hombre,
con mayúscula, no el pequeño hombre que se arrastra indefenso
por los resecos y áridos desiertos de la Tierra. ¿Podemos
conjuntamente producir un cambio radical en los acontecimientos
del tiempo? ¿Podemos determinar las líneas maestras de la
evolución del futuro? ¿Podemos vivir dentro de esta mística
realidad que somos nosotros mismos?
Yo afirmo que sí. Si nos damos cuenta de que estamos atados, si
comprendemos exactamente nuestra situación, no la situación
histórica, ni tampoco la situación mística que está escrita en
los libros, sino adoptando como divisa de nuestra acción la
observación serena, profunda y constante de los acontecimientos
del tiempo, para que estos acontecimientos produzcan frutos de
Libertad, una Libertad que constantemente tratan de arrebatarnos
aquellos que no han comprendido. Debemos estar por encima de los
conceptos arcaicos, de las tradiciones, de todo cuanto nos ayudó
a llegar hasta aquí, para que podamos producir un nuevo hombre,
para que cada uno de nosotros se constituya en un testigo de la
Luz y en un servidor del Plan aquí en la Tierra, para determinar
finalmente una sociedad más justa, más libre y más humana.
Siendo así, ya no podemos esperar nada del futuro, todo son
vagas promesas; entonces hay que vivir muy profundamente aquí y
ahora, no esperar a mañana porque el mañana no existe, si no
existe un presente fecundo y realmente inspirativo, lleno de
Paz, de Libertad y de Equilibrio. No quisiera cansarles más con
esta pequeña introducción. Sé que muchos de ustedes querrán
hacerme alguna pregunta. Una pregunta siempre es un interrogante
en el tiempo y si la pregunta es inteligente, la respuesta será
inteligente. Yo espero con mucho afecto sus preguntas,
advirtiendo sin embargo, que mi lenguaje es muy libre porque
jamás me he plegado a conformismos, porque siempre he tratado de
ser yo dentro de la exquisita Libertad del Espíritu. Permítanme
ser libre en mis respuestas. Muchas gracias.
Interlocutor: Sr. Anglada, en la última oportunidad que
lo escuché en el Hotel Presidente quise hacerle una pregunta,
quizás no fue entendida o la expresé mal. Sería para mí
importante saber ¿cuál es la diferencia entre un ser ignorante
intelectualmente que obviamente tiene a Dios en sí, que no hace
ninguna práctica por hallarlo, simplemente se limita a vivir en
consecuencia con Él? ¿Cuál es la diferencia entre este hombre y
alguien que busca a Dios a través de las disciplinas, en base a
las prácticas y así, digamos, que despierta sus "chakras" para
una mayor comprensión?
Vicente: Si la persona es inteligente y muy observadora
se dará cuenta de que la Vida en sí, dentro de su exquisita
Libertad en cada ser humano, constituye un principio de
Jerarquía. La Jerarquía en el sentido que la estoy expresando,
podría definirse en el grado de libertad que toda persona haya
logrado adquirir o descubrir dentro de sí. Establecer una
jerarquía o seguir atentamente observantes cómo opera la Ley de
la Jerarquía en la humanidad, en los seres humanos, nos mostrará
una serie de tipos humanos completamente distintos, desde el
ángulo de vista de la apreciación exquisita de su sentido de
Libertad. A mayor sentido de Libertad, mayor Jerarquía. No se
puede variar el curso de la ley. Estoy convencido de que le
estoy hablando a un público que ha alcanzado una gran medida de
libertad interior, si no, no estarían aquí. Si hay libertad
habrá jerarquía. No digo que habrá imposición sobre aquellos que
tienen menos libertad que nosotros, me refiero a que existe una
Libertad suprema que constituye el centro mismo de nosotros
mismos, y esto naturalmente, quiere significar que nada tiene
que ver ni con la religión, ni con la tradición, ni con la
creencia, ni con la fe, es algo inmanente en nosotros, me
refiero al sentimiento íntimo de Libertad. Si la Libertad en el
hombre ha llegado a sus cotas máximas tenemos el Hombre en
mayúscula, la Jerarquía Suprema de la cual nos han dado pruebas
los Grandes Instructores espirituales de la humanidad, no para
seguir fatalmente las huellas de los pasos de los grandes
hombres, sino comprender por la experiencia del contacto que
nosotros también tenemos la Libertad, ese sentido inmanente de
la Ley justa en nosotros y que, por lo tanto, también estamos
llegando a ciertas cotas dentro de nosotros mismos, que nos
cualifican mucho y muy profundamente en el sentido de la
Libertad. La Libertad es la ley de la existencia y la ejecutoria
de la Libertad en la vida del hombre, se manifiesta en forma de
jerarquía; hay quien sabe más que los otros, hay quien ama más
profundamente, el sentido de Libertad se puede manifestar de
muchas maneras, pero jamás ofenderá la razón del hombre y jamás
le encadenará a principios, dichos religiosos, que ofusquen esta
Libertad y encadenen al ser dentro de los estrechos límites de
la tradición o del condicionamiento. ¿Podemos establecer, cada
uno de nosotros, la medida de nuestra Libertad, o podemos decir
realmente, sinceramente, con toda honestidad, que para alcanzar
esta Libertad se precisan disciplinas o métodos? Desde el
momento en que el hombre acepta un método o una disciplina ha
condicionado su Libertad, y desdichadamente, la mayoría de las
personas siguen disciplinas, se ajustan a estrechos ideales, con
lo cual niegan su propia Libertad y aceptan la autoridad de los
demás, con lo cual ofuscan su razón y se encadenan
voluntariamente al carro de la tradición y de los estrechos
códigos morales y éticos que están imperando desdichadamente
todavía en el mundo.
Interlocutor: ¿Si la Libertad que usted propicia es
absoluta, también dentro de este absoluto está contenido el
libertinaje? ¿Cómo puedo armonizar la confraternidad con la
Libertad que es absoluta o total y que contendría el
libertinaje, teniendo en cuenta la acepción semántica de "el
absoluto" sin respetar ciertos y determinados principios o
normas que en realidad cercenan la Libertad?
Vicente: Cuando el ser humano no ha poseído la Libertad,
no puede saber lo que es lo absoluto de la Libertad. Cuando
hablamos de libertinaje dentro de lo absoluto, de la Libertad,
es porque no sabemos exactamente lo que es la Libertad, porque
la Libertad del hombre es la medida de lo Absoluto, no del
libertinaje. El libertinaje es esclavitud, la esclavitud de los
sentidos. Yo hablo de un absoluto que está más allá de los
sentidos y aún del propio entendimiento. Por lo tanto, solamente
pueden hablar de libertinaje aquellas personas que no han
adquirido suficientemente una comprensión de lo que es la
Libertad genuina del hombre. ¿Qué sucede entonces? Que rebajamos
el nivel de la Libertad absoluta, suponiendo que la Libertad
absoluta tenga un nivel, al nivel de nuestras propias
limitaciones, y esas limitaciones son el libertinaje y el
libertinaje es la esencia de la mediocridad, y la esencia de la
mediocridad es la esencia de la falta de comprensión de lo que
es el sentimiento de Libertad. Como les digo, hablo un lenguaje
completamente nuevo, pero quiero advertir que para mí la
Libertad constituye, no algo que he leído en los libros o que me
han enseñado ciertas tradiciones. Hablo de la Libertad como una
experiencia individual, por lo tanto mi lenguaje es muy distinto
porque esta Libertad no viene condicionada por nada ni por
nadie, ni aún por la propia autoridad del Maestro Espiritual; es
algo que está más allá y por encima de la razón. Yo les hablo un
lenguaje que está más allá de la mente. No confundan ustedes los
términos, no traten de jugar con las palabras, porque las
palabras contienen mucho karma, no tratemos de establecer
vinculaciones entre la Libertad y el libertinaje, porque
demostraremos con ello que no hemos comprendido todavía lo que
es la Libertad y si no hemos comprendido exactamente lo que es
la Libertad, fácilmente cederemos al libertinaje y el
libertinaje se constituirá en nuestro maestro y la Libertad
quedará oscurecida, limitada dentro de este vaivén incesante de
los veleidosos pensamientos, de los intensos deseos y de los
instintos del cuerpo.
Interlocutor: A mí me gustaría saber cómo define usted a
un ser humano inteligente y cuál es la relación de la
inteligencia con la Libertad.
Vicente: Usted acaba de expresar la idea; porque no se
puede ser libre sin ser inteligente, ni se puede ser inteligente
sin ser libre; es lo mismo con palabras distintas. La Libertad
nace después que la persona ha adquirido la inteligencia por la
observación directa de los hechos. La inteligencia suprema sólo
puede surgir cuando existe Libertad dentro del corazón del
hombre. Cuando el hombre no se siente ligado a compromisos de la
clase que sean, compromisos religiosos, compromisos sociales;
cuando se da cuenta que él es el centro de sí mismo y que no
existe otro centro que él mismo dentro del concierto de la
Creación, que le permita ascender a las alturas de la
trascendencia. Es verdad, la inteligencia y la Libertad son
caras distintas de la misma moneda, la misma moneda es el Yo.
Por un lado tenemos la inteligencia suprema de los hechos, por
la otra cara de la moneda tenemos el principio de Libertad que
ha de producir el hombre ideal, el milagro en movimiento dentro
de este siglo de caos y dentro de esta sociedad.
Interlocutor: Se ha hablado continuamente de la Libertad.
Mi pregunta es: ¿cómo llegar a la Libertad absoluta, cómo llegar
a ese ser interno?
Vicente: Para llegar a la Libertad absoluta hay que ser
libres ahora y no buscar un condicionamiento a la Libertad,
porque cuando hablamos de Libertad absoluta o relativa, hablamos
en términos de fracción. ¿Qué sucederá si aceptamos la Libertad
como el movimiento de la vida de Dios en nosotros, que no
persigue una meta definida, sino que constituye la línea natural
de la acción como un deber social? Ser libres no es una
conquista, no es una meta hacia la cual tendamos por ciertos
métodos, sean del tipo que sean; sino que, al igual que la
Liberación, al igual que el Amor, al igual que todo cuanto
constituye una verdadera cualidad del Espíritu, se fragüe en las
mentes y corazones de los hombres constituyendo una nueva
avenida, la avenida de la Paz interior que, en definitiva, será
la Paz del Mundo. Entonces, si ustedes están muy atentos
siempre, hay un misterio en esta atención, porque en esta
atención se fragua la Libertad, porque ustedes entonces, no
siguen las fluctuaciones del ambiente; porque están tan atentos
que, en esta suprema atención, están creando un aura a su
alrededor, que es la medida de su propia Libertad. A medida que
ustedes van estando atentos al proceso se ensancha el radio de
la acción y, a medida que aumenta el radio de la acción, aumenta
la medida de su propia Libertad, ¿qué sucederá cuando con las
tijeras del verdadero discernimiento cortemos las amarras de las
pequeñas libertades? Se producirá un milagro y este milagro es
la Libertad Absoluta.
En esta conferencia
de Vicente Beltrán Anglada se menciona 136 veces la palabra "Libertad".
Evidentemente es el tema de la conferencia e indica el interés
consciente en hablar sobre la Libertad.
------
Aclaración importante: Vicente Beltrán Anglada cuando
visitó Argentina en 1985 en una de sus primeras conferencias
expresó lo siguiente:
"Tengo que decirles muy especialmente, tal
como tuve el gusto de decir el otro día, que la Gran Fraternidad
Blanca del Planeta tiene especialmente orientada su visión hacia
este gran país, porque dentro de los planes jerárquicos para
esta Nueva Era hay dos países en el continente americano que
merecen una especial atención, son: Argentina y Brasil. Tienen
un cometido específico a desarrollar y hay una cantidad
impresionante de discípulos mundiales y de varios Maestros de la
Gran Fraternidad, dirigidos por el Maestro Conde de San Germán,
que están trabajando por la reorientación espiritual de estos
dos países casi hermanos por sus fronteras, que tienen que
encender la Luz de la Libertad por todo el continente americano,
sin distinción.”
Leyendo este párrafo, uno tiende a preguntarse: ¿Qué es la
Libertad? Apuntando a la respuesta es que ponemos a tu
consideración esta conferencia de Vicente Beltrán. Además,
animamos a todos a realizar una investigación acerca de la
Libertad, cómo comprenderla, cómo actualizarla en nuestras
vidas, cómo irradiarla en nuestros ambientes... Es nuestro
cometido Jerárquico!
La libertad, suprema ley de la existencia; cómo
alcanzarla. Los senderos omnipresentes. El error de los
prejuicios y de las tradiciones. Somos los artífices de
la sociedad actual. La verdad debe producir libertad. El
pasado, el presente y el futuro. Las disciplinas que
limitan la libertad. Significado de la Virgen María. La
pureza y la libertad. Los Siete Rayos. Ilusión,
espejismo y maya producto de los intermediarios. No
depender de nadie. Karma y reencarnación, resultado de
la falta de libertad. Los miedos. Las consecuencias del
estímulo espiritual actual. La palabra humana: un
mantram. La alegría de la libertad. La esclavitud de los
sentidos. Las palabras tienen karma. Misericordia,
perdón y arrepentimiento. El 7° Rayo y la libertad. El
misterio del Rayo de nuestra vida. El conocimiento del
Cosmos y la libertad. El Nuevo Grupo de Servidores
del Mundo. La energía de síntesis y la libertad.
Datos y conceptos no son realidades. El conocimiento de
uno mismo y la chispa divina. Descubrir, no conquistar.
Qué es un ser humano inteligente. Relación de la
inteligencia con la libertad para llegar a la
trascendencia. El karma y la Serena Expectación.
Descargar:Texto |
mp3
La libertad. Condicionamiento del hombre a su entorno y
a su historia. Significado de la libertad. El argentino
y el espíritu de libertad. Democracia y libertad.
Honestidad en los medios de comunicación.
El trabajo de desapego en los tres cuerpos del hombre y
el grado de responsabilidad. La adversidad del discípulo
en el mundo. El sentimiento de libertad y el
condicionamiento. Micro y macrocosmos. La pérdida del
miedo. La medida diferente en cada uno para llegar al
desapego. Religión y espíritu religioso.
Descargar:Texto |
mp3
Leer algunos artículos de
Vicente Beltrán Anglada:
Abriendo espacios de
servicio para hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad
"Que la Humanidad constituya vuestro campo de servicio y
pueda decirse de ustedes que, conociendo los hechos
espirituales fueron parte dinámica de los mismos, que no
se diga que conocían estas cosas y no hicieron nada ni
se esforzaron por hacerlo. Tampoco permitanque
el tiempo se deslice cuando
trabajan."